Este verano ultimando los días de descanso, aprovechamos para acercarnos al mar y pasear. El Señor nos regalaba un día fantástico, el agua fresca y el mar en calma. Un estado de relajación total. Ese momento de tranquilidad se iba rompiendo…una lancha policial, movimiento de los vigilantes con sus motos de agua y una barcaza llena de gente como la que esa misma mañana salía en la tv.
Choque de realidad que nos hizo reflexionar. “Yo aquí de vacaciones disfrutando del mar, sería la misma visión que tenían los que agolpados intentaban cruzar el estrecho?”

Estos días el mar nos esta presentando situaciones muy complicadas. El Mediterráneo sigue estando lleno de personas desesperadas que quieren mejorar la vida que tienen en sus países de origen. Muchos que sus vidas acabaron en el mar.
Ahora el tsunami en Indonesia, arrastrando a millones de personas y con ellas sus vidas,bienes y recuerdos.

Seguro que Jesús les está extendido su mano y que con confianza les va a dar la Paz y Esperanza que merecen. Pero nosotros, ¿tenemos la valentía de acércanos y ayudamos a nuestros Hermanos conociendo la realidad que tienen desde la otra parte del mar?

Belén Rodríguez