Vaya año de calores que llevamos… y lo que nos queda. Las calles de muchas ciudades españolas en junio daban temperatura más que suficiente para derretir el anillo único, y hace solo dos días que por fin los bomberos y la UME consiguieron controlar (que no extinguir) el incendio que arrasaba el entorno de Doñana.

De aquellos polvos estos lodos, y la sequía del invierno y la primavera han tenido mucho que ver. Durante estos meses he contado, al menos, a dos obispos españoles (el de Sevilla y el de Burgos), que pidieron por escrito a los católicos de sus diócesis que rezaran pidiendo la lluvia.

Lo que igual no sabían es que Dios ya había respondido sus plegarias incluso antes de pronunciarlas. A esa respuesta la podemos llamar conciencia ecológica, respeto por la creación, lucha contra el calentamiento global, o ‘Laudato Si’. Claro, tiene el inconveniente de que es un poco más trabajoso que esperar el éxito de la danza de la lluvia.

Asier Solana