Me gusta saber que sirvo para algo. Completo un currículum con mis titulaciones, cursos y aptitudes. Mis competencias en idiomas o mis viajes a otros países me han aportado mucho. También las aficiones que cultivo. Y, por supuesto, la gente o las experiencias que me han marcado. Pero, ¿para qué me vale todo eso si nadie se fija en mí? Mis referencias se pierden en ordenadores y despachos, y terminan en un vacío oscuro…

Mi vida tiene sentido cuando alguien me necesita. Todo me cambia cuando se fijan en mí, valoran lo que soy, y se dan cuenta, ¡por fin!, de todo lo que puedo aportar.

Todos somos necesitados por Otro. Alguien que mira más allá de mi expediente o de mis títulos. Que conoce también las debilidades que no me atrevo a escribir o los miedos que tengo… Y con todo eso me necesita. ¡¡A mí!!

Mira a tu alrededor, ¿lo ves? Escucha en tu adentro, ¿no percibes su llamada?